«ANÁLISIS ANUNCIO: UNO DE CADA DIEZ HOMBRES ES GAY»

Dentro del amplio panorama del conocimiento humano, la sociología emerge como una lente poderosa a través de la cual podemos explorar y comprender la complejidad de la sociedad en la que vivimos. Desde los tiempos más remotos, el ser humano ha buscado destapar los misterios de la convivencia, de las interacciones sociales y de las estructuras que conforman nuestra realidad colectiva. Tal y como hemos aprendido en el módulo 1 de la asignatura y los recursos aportados, en esta búsqueda la “ciencia” de la sociología ha sido una herramienta detonante, cuestionando, reflexionando y tejiendo los misterios conceptuales que dan forma a nuestra comprensión del mundo.

En este contexto, nos encontramos ante el desafío de analizar el anuncio publicitario de cerveza «uno de cada diez hombres es gay» desde una perspectiva sociológica, un ejercicio que nos invita a sumergirnos en las profundidades de las relaciones sociales, las normas culturales y las construcciones de género. El estudio de esta fuente de tipo audiovisual, nos conduce a reflexionar sobre las complejidades del etiquetaje, las presiones sociales, los roles de género y la percepción del concepto de la homosexualidad.

Para llevar a cabo este análisis, en primer lugar debemos remontarnos a  los orígenes del ser humano que justifican la existencia de las acciones que aparecen en el anuncio. Desde que nacemos, nos encontramos en un mundo donde debemos incorporarnos, ya que todo el mundo hace «cosas»: lloran, comen, juegan, recogen la mesa, se enamoran, tienen hijos, y finalmente fallecen. Debemos adaptarnos de forma espontánea al entorno que crean nuestros antecesores. Nos encontramos rodeados de un sinfín de estímulos, que poco a poco tendremos que transformar en algo útil y significativo para nuestras vidas. Me gustaría hacer mención a la siguiente metáfora de la socialización: ”las personas tienen el ser de un niño que necesita de los otros para formar parte de su sociedad: la sociedad donde ha nacido”. (La sociedad. El proceso de socialización, Esther Fernández Mostaza).

Desde la teoría del etiquetaje y la desviación social, podemos observar cómo los hombres representados en el anuncio se ven movidos a actuar de tal manera que refuercen los estereotipos de masculinidad existentes. En un intento de evitar ser etiquetados como homosexuales, adoptan comportamientos que reflejan la virilidad y la heterosexualidad, perpetuando así una norma social que estigmatiza la diversidad sexual. Por otro lado, desde la teoría de roles, podemos identificar los componentes principales del rol de género masculino en nuestra sociedad, como la fuerza física, la independencia emocional, el liderazgo y la competencia. Estos roles se han construido a lo largo del tiempo a través de procesos de socialización que transmiten y refuerzan las normas de género establecidas. Por el contrario, el rol de género femenino ha sido tradicionalmente asociado con la sumisión, la sensibilidad emocional y el cuidado del hogar y la familia. En este sentido, buscan mostrar una imagen de conformidad con las expectativas sociales mientras evitan la posibilidad de ser marginados o excluidos, tapando y ocultando posibles acciones que socialmente podrian ser vistas “afeminadas”, como llevar calcetines de color rosa, usar pendientes, usar collares, ponerle el brazo encima del hombro a un amigo, o estar sentado en una postura con las piernas cruzadas.

Cuando analizamos la situación, surge la pregunta: ¿es posible subvertir los roles y las normas de género para alcanzar una sociedad más igualitaria?. Se podría decir que si las cosas son como son, es porque de forma colectiva hemos hecho que fuesen así. “La responsabilidad de la creación de los estereotipos, recae sobre todos nosotros colectivamente” (La perspectiva sociológica, Joan Estruch i Gibert). Aún así, personalmente me gustaría afirmar que sí que es posible. Aunque sería un proceso difícil en cierto grado y relativamente lento, la sociedad humana sería capaz de subvertir estos roles. Este proceso no está exento de desafíos, ya que requiere un cambio cultural profundo y una resistencia a las estructuras de poder establecidas. Los agentes de socialización que intervienen en la conformación de los géneros incluyen la familia, la educación, los medios de comunicación, las instituciones religiosas y la cultura en general. Debemos empezar por centrarnos en la transformación de estos agentes. Transmiten normas, valores y expectativas de género desde una edad temprana, contribuyendo al tradicionalismo y mantenimiento de los roles de género. Sin embargo, también pueden ser transformados y se pueden desafiar las normas de género establecidas. Al desafiar las expectativas tradicionales de género, se crea espacio para la diversidad y la inclusión, permitiendo a las personas vivir auténticamente de acuerdo con su identidad y expresión de género. Es crucial reconocer que estos roles son construcciones sociales y pueden ser subvertidos para lograr una sociedad más justa y equitativa.

Históricamente, los valores sociales que han llevado a considerar la homosexualidad como una desviación han estado arraigados en normas religiosas, ideas sobre la reproducción y la familia, así como en concepciones de lo «natural» y lo «normal». Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un cambio significativo hacia la aceptación y la normalización de la diversidad sexual. Cada vez más personas reconocen la diversidad sexual y defienden la igualdad de derechos para todas las orientaciones sexuales. Este hecho, puede significar que las instituciones de la sociedad están cambiando. Si bien ha habido avances en términos de derechos legales y visibilidad de diversos colectivos, es cierto que todavía existen muchos puntos de vista contrarios o diferentes sobre la sexualidad. En general, se puede decir que la homosexualidad está más aceptada que en el pasado, aunque también hay culturas y maneras de pensar  con un punto de vista tradicional, o simplemente personas que respetan a todos los miembros del colectivo LGTBI pero no comparten las mismas ideas que el colectivo.

Soy Alfonso Villalba, Ingeniero de profesión, vivo en Madrid, y trabajo en una Empresa Constructora. Me he matriculado este semestre en esta asignatura, comenzando el Grado de Sociología, ya que llevo pensando hace tiempo en lo cuanto a cambiado y evolucionado la sociedad a todos los niveles desde que tengo uso de razón tanto a nivel global, como local.

Y ahora en lo que es Normal, desviación y poder y en lo que va unido al Poder, a las Normas sociales y al Control Social, a la colocación de etiquetas (que nos dicen esas etiquetas del equipado que del etiquetado). En definitiva esta primera introducción me ha llevado a razonar lo que venía pensando hace tiempo..

Mi nombre es Jerónimo López, tengo 42 años y retomo los estudios después de 20 años.

Soy estudiante  de Grado en Ciencias Políticas y de la Administración. Además, trabajo como estatutario en la Junta de Andalucía, en el área de servicios generales de sanidad. Mi objetivo es seguir aprendiendo y creciendo tanto personal como profesionalmente. 

Esto es posible en gran medida a que mis pequeños ya me dejan hueco libre y el trabajo de mi mujer y el mío nos permite conciliar una vida familiar y profesional.

De esta asignatura espero principalmente intentar comprender algunos comportamientos de la sociedad no “afines a mí”, y los fines que le llevan a ello. Seguro que también me ayuda a ser más empático y ver con otros ojos.

Ejemplo de mi cotidiania:

Un ejemplo muy claro fue la vacunación por COVID, la normaliad era las personas que aceptaban claramente la vacuna como normal, como metodo de freno y contagio confiando en estudios o ensayos. La desviación  sería  la gran parte de la sociedad que se negó a la vacuna y el poder las normativas que sacaron para poder viajar, presionando de este modo a la sociedad a vacunarse.

¡Hola!

Soy Cristina Manovel tengo 24 años y soy estudiante del Grado de Ciencias Políticas en la Universidad Oberta de Catalunya. Actualmente vivo y trabajo como AuPair en Washington D.C. (Estados Unidos).

Creo que se podría decir que soy una persona muy cotidiana, al fin y al cabo durante los años de adolescencia, en los que se modula la personalidad de una persona, recibimos presiones externas que directa o indirectamente nos dicen cómo actuar, qué decir y cuándo, cómo vestir y una extensa lista de actuaciones para poder encajar en alguna de las mayorías. Por todo esto se podría decir que soy una persona dentro de la norma, que habla cuando la otra persona termina de hacerlo, que le gustan cosas cotidianas como leer, tomar una café con sus amigas y hacer deporte.

A partir del concepto de normalidad, y teniendo en cuenta que todos y todas queremos encajar en él me gustaría saber por qué, a pesar de esta necesidad de encaje, a la vez siempre queremos destacar y ser diferentes, por qué sentimos la necesidad de ser especiales.

Un saludo,

Cristina Manovel.